martes, 28 de agosto de 2007

Entrevista Dr. Fernando Hinestrosa

Grupo de trabajo: Buenos días doctor, gracias por concedernos una parte de su tiempo.
Fernando Hinestrosa: Gracias a ustedes

G.T. Bueno, para empezar, Platón hablaba de doxa (opinión) como manifestación máxima de la apariencia, Maquiavelo veía en la opinión la máxima herramienta de persuasión. ¿La opinión pública en Colombia ha estado más ligada a estas dos posiciones o más cercana a ser una herramienta democrática?

F.H.: Cuando usted me menciona a Platón recuerdo la élade, el ostracismo y la figura de Alcibíades, hoy en nuestro tiempo, a Perón y al peronismo en Argentina.
¿Cómo se maneja la opinión pública? Hoy hay la técnica de la opinión pública y sobrecoge ver cómo se puede administrar, manejar, tergiversar, orientar, dirigir el hacer opinión pública independientemente de su real sentido.
Hay un punto fundamental y es la presencia de espíritu crítico independiente ¡bien difícil! Un espíritu crítico conocedor del respectivo ramo, si hablamos de política, candidaturas, elecciones, si pensamos en críticos de arte, de cine, de música, de restaurantes, hasta dónde podemos hablar de independencia, hasta dónde hay carácter, honestidad.

G.T. ¿Durante la primera mitad del siglo XX el pueblo colombiano se veía influenciado por la opinión pública a la hora de elegir a sus dirigentes o existían otra fuente de influencia política más determinante?

F.H. La voz más significativa era la de los periódicos, en Colombia había varios periódicos y cada periódico representaba una corriente ideológica, no había vergüenza de tener ideología, había convicciones y militancia política. Ahora se cree que la gente es más abierta y más independiente, yo no estoy seguro de eso, quizás sea más dependiente. Anteriormente la gente estaba afiliada a partidos. ¿Hoy qué hay? Caudillismo, fulanismo, movimientos que qué contenido ideológico tienen, hoy hay más comercialización.

G.T. Teniendo en cuenta que durante ese tiempo no había llegado la televisión a Colombia y tanto la radio como la prensa tenían una corta difusión ¿A través de qué medio se manifestaba la opinión pública?

F.H. Estaban los grandes diarios en Bogotá y en otras pocas ciudades, la radio comenzaba pero iba teniendo fuerza, mucha fuerza. Debo decirle esto: el lunes 10 de julio de 1944, el coronel Gil pone preso al presidente Alfonso López Pumarejo en Consacá, departamento de Nariño. Asume el poder Darío Echandía y Alberto Lleras toma el micrófono de la Radiodifusora Nacional, este instrumento fue definitivo. Sin la radio nacional, sin la voz de Alberto Lleras y la presencia de Echandía, el golpe no habría prosperado.

G.T. ¿La clase dirigente o el Estado moldeaban la opinión pública?

F.H. Miremos lo que ocurre en Colombia del año 30 al 46, yo creo que ahí hay un movimiento de opinión pública, de permeación muy grande, de contacto más estrecho y constante entre el político y la clase trabajadora, la clase empresarial, la clase comerciante, había gran movilización de opinión pública y esto debido a que había gran compenetración concreta entre dirigentes altos, menores, medios y la ciudadanía.


G.T. En Europa las primeras manifestaciones de la Opinión Pública como la conocemos ahora, surgieron en cafés, salones y jardines, tanto es así que en estos lugares nacieron movimientos intelectuales y partidos políticos. ¿Existieron en Colombia lugares concretos que hayan servido de escenarios para la consolidación de la opinión pública?

F.H. La vida intelectual en Bogotá se desenvolvía en cafés, sin embargo esto es posterior, por ejemplo el Automático es de fines de los cuarentas, yo le hablo de tiempo atrás, no de cafés sino de tertulias acompañadas de café en las horas vespertinas. Después las tertulias se acompañaron también de licor y esto les dio un rasgo bohemio. El café – tertulia se tomaba a medio día entre doce y una y en la tarde entre seis y ocho, antes de ir a almorzar y antes de ir a comer. Y estaban los antes de ir a comer. Yxist antes de ir a comer. recencia nitivo no hay esto cafés (establecimientos), había cafés para los políticos conservadores, para los ganaderos, para la bolsa. La Cigarra, calle 14 con carrera 7, era el sitio de reunión de los líbrales y allí estuvo hasta avanzada la persecución de los cuarentas. Estaba también el café Florian, el café Molino, el Martignon, más heterogéneo y más universal y el café Pasaje, en la calle 14 entre sexta y séptima, donde a finales de los veintes ejercía el caricaturista Rendón y donde anidaban los piedracelistas. No cualquier persona podía entrar a un café, por ejemplo si tenía alpargatas y pañolón, para ellos estaban las tiendas y las “chicerías”.

G.T.¿Cree usted que la llegada de la televisión a Colombia tuvo implicaciones inmediatas sobre la opinión pública o implicaciones a largo plazo?

F.H. Yo creo que inmediatas, la televisión era el juguete, la novedad, el embeleco, donde aparecía el general Rojas en toda forma y a toda hora.

G.T. ¿Podemos decir que el concepto de opinión pública en Colombia es consistente o aún se trata de un espacio social incipiente?

F.H. Yo creo que en todos los países, en cada momento es incipiente, porque es un movimiento, hay una modificación. Siempre hay nostalgias y sobretodo anhelos de que haya opinión pública independiente, consistente, crítica, honesta y cuando digo esto también me refiero a los elaboradores de opinión. Tengo la ilusión de no volver al totalitarismo, totalitarismos de absorción, monopolio.

G.T. Muchísimas gracias por regalarnos un poco de su tiempo doctor. Nos ha sido de gran ayuda.

F.H. Con todo gusto. Cuiden a su universidad. Es de ustedes.

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